Firmes en nuestras convicciones


Pastor José Pablo Delgado Ramírez

 

“Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.”

Daniel 6:8 RVR1960

 

En el libro de Daniel encontramos la historia de él en el foso de los Leones, un hermoso ejemplo del respaldo de Dios al ser Daniel un hombre honorable, de fe, recto y firme en sus valores y convicciones, una actitud digna se seguir y un comportamiento difícil de observar en nuestra actualidad, sin embargo, en este momento no es Daniel de quien quiero que reflexionemos, sino en el rey Darío.

El rey Darío conocía bien quién era Daniel, el versículo 3 dice: “Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino”, el rey conocía muy bien quién era Daniel, conocía su carácter, su lealtad, sus capacidades y tenía conciencia de que adoraba a Jehová y que su Dios le respalda y por lo tanto eso lo hacía superior a todos los demás en el reino. Sin embargo, el rey se enfrentó a un momento en el que fue confundido, fue influenciado y presionado para firmar un edicto cuyas consecuencias no se imaginó, pero sobre valoró su deseo de quedar bien ante muchos, le dio demasiada importancia a su reconocimiento, su ego, su vanagloria y se dejó llevar por quienes con un corazón mal intencionado le hicieron tomar una decisión que después lamentaría. “Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para liberarle.” Versículo 14. 

 

Motivo de oración: Unámonos en oración pidiendo a Dios que cada día andemos con pies de plomo, bien firmes y seguros para no caer, con bases sólidas en el evangelio de Jesucristo para que la palabra de Dios nos lleven a acciones coherentes y respaldadas por el Señor, que ni la presión social, ni aún las leyes adversas a nuestra fe, nos hagan ceder terreno al enemigo, que no nos “pese en gran manera” las acciones que tomamos, sin que más bien podamos decir:  “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.” Versículo 22.  
 

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